jueves, 13 de mayo de 2010

El camino de las cosas

Las cosas, al entrar en contacto con mi mirada, toman cierto brillo. Ese brillo aumenta al acercarse a mis ojos y se transforma en un foco realmente intenso cuando se encuentran cerca de mi cara. Al respirar junto a ellas largan chispas acompañadas de un fuerte calor.

Cuando rozan mis manos vibran y al presionar mis dedos contra ellas se mueven de tal forma que golpean contra cualquier cosa que ande cerca. Al abrazarlas se meten dentro de mí y viajan por todo mi cuerpo. Por mis piernas, subiendo a toda velocidad de forma que hacen que mis pies se eleven de 15 a 20 centímetros del piso. Explotan violentamente al pasar por mi pecho haciendo que se hinche y que el calor corra en todas direcciones hasta salir por las puntas de los dedos de mis manos y pies.

Luego las cosas suben lenta, suavemente. Recorren mi cuello y mi nuca, subiendo por mi cara. Recorren mis labios, mis orejas y mis ojos. Finalmente llegan a mi cerebro donde, indefectiblemente y sin excepción, mueren dejando tras de sí sus restos. Un espacio vacío y una palabra para nombrarlo.

1 comentario:

  1. esto es absolutamente delicadamente sutil suave bello hermoso... tan terciopelo...

    es... un átomo

    un oliverio girondo químico.

    no, comparaciones no. pero me pareció hermoso.

    (y yo no tengo muchas palabras para describir)

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