domingo, 6 de diciembre de 2009

Jaulas

Otra vez acá, colgando en mi jaula de cristal, flotando al azar, viéndolo todo sin poder sentirlo. Y que ganas de escapar cuando veo que no soy el unico encerrado, cuedo veo todas esas cajitas de cristal con otros que, como yo, golpean y gritan inutilmente. La visión es desesperante y cuando intento con todas mis fuerzas comunicarme con alguien parece peor.

Siempre igual, desde mi jaula hago contacto visual con alguien. Aquí que cuando entra la imagen del mundo todo su calor y su sonido desaparecen en un silencio y un frío que ni eso son. En un embotamiento, neutro, calmo en su desesperación. Aparece tan viva y tan real tu mirada. Tan fuerte que me lleva a intentar alcanzarte. Y si estaba harto de la calma es mas grande el salto a la desesperacion, y golpeo, y grito queriendo alcanzarte. Me olvido así que no puedo llegar a tu jaula, que no importa eso ni importa liberarnos. Me olvido de la palabra imposible, y me olvido de tu mirada en el mismo instante en que la desviás de lo que para vos, desde tu jaula no es mas que otro ser desesperado como tantos que vemos cada día.

Finalmente me calmo, con heridas en las manos y ardor en la garganta. En mi calma me obligo a recordar la posibilidad de lo imposible y a descartarlo. Y recordar lo posible de esta jaula de cristal, lo único que puede entrar y existir de vos. Me obligo a recordar no enloquecer por querer más la próxima vez que dentro de mi jaula encuentre, cálida, viva y real una de las pocas cosas que pueden existir aqui, tu mirada.