El camino se hacía largo hacia adelante, y volviéndome hacia atrás para ver lo recorrido se mezclaban en mí los recuerdos.Intercambiando en el tiempo lugares visitados, mezclándose las personas y situaciones. Caminaba solo y necesitaba un descanso.
Pasé frente a una pequeña casa de adobe, cuando me acerqué, mientras miraba la puerta, apareció del interior oscuro una mujer. En nuestras miradas se encontraron mi cansancio y algo del de ella.
- Entre - me dijo - la tormenta está fuerte.
Miré el cielo despejado y asentí.
- Gracias - le dije sonriendo - me viene muy bien un refugio.
Entré en la pequeña casa y le dije sorprendido.
- Aquí también llueve.
El agua caía intensamente de forma que casi no se podía ver el techo. Toda la habitación estaba inundada hasta la altura de mis tobillos. Tanto que uno al momento de entrar ella y yo ya estábamos empapados.
- Si, hace rato que hay tormenta. - me dijo - ya necesitaba un descanso.
No dijimos más y la lluvia poco a poco se fue reduciendo. El lugar se secó rápidamente y se transformó en un hermoso y cómodo lugar para los dos. Afuera se escuchaban los truenos y nosotros mirábamos por la ventana disfrutando la tranquilidad. Permitiéndonos olvidar por un momento que antes que la tormenta pasara íbamos a tener que volver a salir.
En nuestras miradas se encontraron mi cansancio y algo del de ella.
ResponderEliminarToda la habitación estaba inundada hasta la altura de mis tobillos.
=) no tengo mas palabras, del asombro. ja, es cierto. es muy delicadamente especial lo que emana de vos. sos un proyector de cine? :) no se... pero... uau. (i'm just a dog)